por Javier Oteka
Los antiguos pobladores de estas tierras, eran expertos en vender en sus tianguis los productos que ellos mismos producían.
Pero actualmente, quienes hacen más negocio con el cine mexicano, no son los que lo producen, sino los piratas, callejeros y de tianguis, comandados por sus capos y autoridades que los protegen. Los productores y sus contrapartes coludidas del gobierno, sólo saben exprimirle a sus presupuestos tantos recursos públicos como les sea posible, para que después de abonar el riguroso moche, vayan construyendo su mal habida riqueza.
Pero actualmente, quienes hacen más negocio con el cine mexicano, no son los que lo producen, sino los piratas, callejeros y de tianguis, comandados por sus capos y autoridades que los protegen. Los productores y sus contrapartes coludidas del gobierno, sólo saben exprimirle a sus presupuestos tantos recursos públicos como les sea posible, para que después de abonar el riguroso moche, vayan construyendo su mal habida riqueza.
Los juniors Ripstein, sus socios también juniors despilfarradores de herencias de sus trabajadores ancestros judíos; los protegidos de Marina Stavenhagen (ex directora del Imcine sancionada por la Función Pública y autodefinida "con ideología pero sin religión") y su socio Jaime Romandía; entre otros notables, prefieren ir a Cannes a mendigar aplausos con aroma a queso pestilente, que conectar con el gran público y recuperar, por lo menos, los recursos públicos que el Estado graciosamente les concede.
Industriafóbicos, desprecian la mercadotecnia, se refugian en su egolatría, niegan satisfacer al público porque priorizan la autocomplacencia del proceso creativo. Como no es su dinero el que arriesgan, sino el de los contribuyentes, prefieren el disfrute y los espejitos festivaleros, que recuperar los recursos públicos para incrementar los fondos y así pueda apoyarse a más cineastas que no pertenecen a la casta divina.
El castigo o lección que les aplica el personaje de Gonzalo Vega a sus juniors en "Nosotros Los Nobles", sería poco para hacer reaccionar a esta bola de rémoras que, sin probada conciencia social, malgastan los escasos recursos del país.
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Tomado de la cultura popular wikipédica:
"Tianguis (del náhuatl tiānquiz(tli) 'mercado') es el mercado tradicional que ha existido en Mesoamérica desde la época prehispánica y que ha ido evolucionando en forma y contexto social a lo largo de los siglos. En otros países ha recibido diversos nombres, por ejemplo en España, particularmente en Andalucía, se lo conoce como zoco o mercadillo y en Estados Unidos adopta el nombre de flea market (mercado de pulgas); estos establecimientos se encuentran principalmente en los estados de Texas, Arizona, Nuevo México y California, aunque también los hay en otros estados. En Costa Rica se les conoce como "Tilicheras" (en desuso) o "mercado de pulgas", "remates", "ferias del agricultor" (si son alimentos), principalmente de discos o DVD piratas".
"Tianguis (del náhuatl tiānquiz(tli) 'mercado') es el mercado tradicional que ha existido en Mesoamérica desde la época prehispánica y que ha ido evolucionando en forma y contexto social a lo largo de los siglos. En otros países ha recibido diversos nombres, por ejemplo en España, particularmente en Andalucía, se lo conoce como zoco o mercadillo y en Estados Unidos adopta el nombre de flea market (mercado de pulgas); estos establecimientos se encuentran principalmente en los estados de Texas, Arizona, Nuevo México y California, aunque también los hay en otros estados. En Costa Rica se les conoce como "Tilicheras" (en desuso) o "mercado de pulgas", "remates", "ferias del agricultor" (si son alimentos), principalmente de discos o DVD piratas".