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martes, 3 de abril de 2018

ESTAMOS FLOTANDO EN LA MIERDA. ¿CÓMO IMPEDIR EL NAUFRAGIO?

por Javier Oteka


No hay candidato ni partido político que pueda decir que todos sus dirigentes están limpios de corrupción.

Las votaciones son dentro de 3 meses y, en términos de realismo político, a estas alturas será imposible cambiar las reglas. La candidata independiente o uno de los candidatos de las tres coaliciones resultará electo el 1 de julio y comenzará a gobernarnos a fines de año.

Estadística y prospectivamente, no hay otra alternativa viable; ni siquiera la abstención, votar en blanco o la revolución —pacífica o violenta— podría cambiar por ahora el rumbo.

El escenario estadísticamente probable, es que seremos gobernados por uno de esos cuatro. No nos queda más que votar por el menos malo, porque si no votamos, acaso gane quien no queremos.

Hasta este punto, la mayoría podemos estar de acuerdo.

Para mí, el menos malo es Andrés Manuel López Obrador.

¿Por qué?

Porque tengo información certera y confiable de su forma austera de vivir. Nadie ha podido probar que disfrute o tenga bienes mal habidos. Hay tantos intereses en su contra que ya era hora de que le encontraran alguna prueba. Pero no, no la hay.

He dicho que si se le encontrara alguna prueba contundente de su corrupción personal, dejaría de apoyarlo. Ese valor es fundamental para mí, pues coincido con él en que la única forma eficaz de barrer las escaleras es de arriba hacia abajo. Así que, si el que le toca servir hasta arriba pone el ejemplo, los que le siguen tendrán que hacer lo propio, pues de lo contrario el riesgo de ser llamados al orden, o juzgados y sancionados, será más grave.

Lo opuesto es lo que hoy se vive, donde la cabeza ha dado - con cinismo descarado - muchas pruebas de su corrupción e impunidad, de tal modo que el ejemplo se contagió a todo nivel.

La corrupción y la impunidad son los principales factores que impiden a México salir de la cloaca. Hay que acabar con ellas, de preferencia, a la mayor velocidad posible.

Aunque a Andrés Manuel se le han pegado personas de dudosos intereses y reputación, al igual que a los otros candidatos, confío en que, entre los cuatro, es él quien mejor puede poner ese ejemplo que se requiere en la cabeza.

Puedo equivocarme, lo sé. Pero él es el único que promete referéndum cada dos años para que confirmemos o cancelemos nuestro voto.

Desde que una inmensa mayoría confiamos en Fox para lograr el cambio, hasta hoy en día va creciendo la decepción, porque nos llevaron al baile y nos dejaron sentados, esperando la pieza del cambio.

No quiero sumergirme en la desesperanza. Quiero darle una oportunidad a este líder que ha logrado sembrar la confianza en millones de compatriotas.

Estoy muy claro de que yo no busco a un tlatoani o a un mesías que milagrosamente cambie la situación. ¡No! Creo que la única forma de mejorar es mediante la participación ciudadana. Y creo que ésta no puede ser eficaz en total anarquía. Se requieren líderes y, para coordinarlos, un líder a la cabeza.

Para mí, ese es Andrés Manuel López Obrador.


* * *

SUS DENOSTADORES


El poder de alguien que es o que fue secretario de Hacienda, le permite obtener la información necesaria acerca del patrimonio de un ciudadano, esté o no a su nombre. Si Meade no ha sacado pruebas de la supuesta corrupción de López Obrador, de su presunto patrimonio mal habido, ya sea en sus manos o en testaferros, es porque no las hay. Es así, que las campañas sucias del PRI, PAN y PRD se enfocan en infamias y calumnias, en crear fantasmas que sólo encuentran cabida en mentalidades limitadas y manipuladas.