por Javier OTK
Mientras Enrique Krauze, Televisa y asociados se afanaron en su vano intento de desmitificar a los héroes de bronce y dar el tiro de gracia a la cultura y las tradiciones mexicanas, para seguir imponiendo los “valores” norteamericanos del individualismo, el capitalismo y el consumismo, septiembre del 2010 nos enseñó, gracias al cine, que los mexicanos que asistimos a las salas de proyección en nuestro país, sí tenemos interés por nuestras costumbres, historia y tradiciones.
Esto lo demuestra el hecho de que la cantidad de asistentes a los estrenos mexicanos de septiembre de 2010 logró aproximarse al promedio de asistentes que mes a mes tuvieron los estrenos norteamericanos.
[Durante los otros meses del 2010, las películas norteamericanas tuvieron, en promedio, 4 veces más asistentes que las mexicanas].
[Durante los otros meses del 2010, las películas norteamericanas tuvieron, en promedio, 4 veces más asistentes que las mexicanas].
El acontecimiento de septiembre de 2010 nos da evidencias de que aún subsiste interés, orgullo y aprecio por lo que es nuestro.
¿Por qué no seguir invitando al público mexicano a que tome conciencia y a que apoye nuestro cine?
¿Por qué no esmerarnos quienes estamos en el cine para conectar nuestras producciones con lo que desean ver los diferentes públicos mexicanos?
¿Por qué las autoridades y las compañías exhibidoras y distribuidoras de cine en México no hacen algo urgente e importante por promover, facilitar e impulsar al cine mexicano y así revertir la malinchista preferencia por el norteamericano?