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miércoles, 28 de agosto de 2013

DENUNCIAS ANÓNIMAS, ¿A PRIORI PUEDEN CONSIDERARSE COBARDES Y DIFAMATORIAS?

por Javier OTK

¿Es o no válida, correcta o ética la denuncia anónima?

Cuando alguien hace una denuncia anónima, al denunciante le llueve una cargada de críticas y todo tipo de descalificaciones por considerar que no tiene la valentía de revelar quién es y que, por tanto, lo más seguro es que se trate de una injuria o una difamación.

Sucede que hoy en día, con la violencia desatada y la inseguridad reinante, las amenazas de los supuestamente difamados, suelen llevarse a cabo. En muchas ocasiones, basta con que ellos o ellas, quienes defienden como bestias su presumible honorabilidad vilipendiada, así tengan o no razón, utilizan su dinero y su poder para destruir a quien le significa un peligro para sus intereses. Por eso, esta sociedad se ha llenado de tranzas, gañanes, mafiosos, delincuentes comunes y de cuello blanco, quienes con una mordida compran ministerios públicos y jueces para hacer valer su postura, sea o no ética o justa.

¿Cuánto tiempo estuvo injustamente presa Ana María Orozco Castillo, la ex pareja del ex magistrado Góngora Pimentel?  ¿Acaso no se dijo hasta el cansancio que aquella señora estaba difamando a su esposo, el ‘noble y honorable’ juez, por defenderse de que éste le quería quitar a sus hijos? ¿No es verdad que hasta que intervinieron los medios de comunicación en defensa de la mujer, pudo llegarse a la verdad? ¿Cuál? Pues que el tal hombre poderoso no sólo mentía, sino como miembro de alta investidura en el poder judicial, había comprado a quienes, desde el poder y la “legalidad”, tenían presa a su ex mujer.

Me pregunto, ¿valió la pena que algunos medios valientes como el que dirige Carmen Aristegui, personalizaran e hicieran pública las denuncias de la mujer indefensa, contribuyendo a empoderarla… esas denuncias que en un principio fueron consideradas como difamatorias hacia el “pobrecito” magistrado?

La conclusión fue que la CNDH, al investigar el caso, recomendó a las autoridades que le pidieran una disculpa pública a la madre de los hijos del ex magistrado. Ella logró que se invirtieran los papeles y que su esposo desistiera.


Hoy, ella goza de libertad y su ex esposo quedó obligado a resarcirle el daño.