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jueves, 26 de enero de 2017

EL TEMOR A PRODUCIR UN HUECO EN LAS SALAS DE CINE EN MÉXICO.

por Javier Oteka

Algunos dicen no entrarle al Boicot Contra el Exceso de Cine Gringo (http://boicotalcinegringo.blogspot.mx), porque no creen que haya suficiente cine mexicano para llenar el hueco.

Estoy convencido de que, aunque ese supuesto fuera verdad, en las circunstancias actuales es preferible que, durante un tiempo, se produzca ese supuesto hueco con tal de que el boicot logre presionar a los exhibidores mexicanos a que busquen alternativas para llenarlo.

Tendrían dos vías para hacerlo: con cine mexicano y con cine de otros países del mundo que, actualmente, casi no se exhibe salvo en la Cineteca y en algunos cineclubes.

En cuanto a la calidad actual del cine mexicano que mucha gente rechaza, en considerable medida, podría irse mejorando al abrirse esta oportunidad de "llenar el hueco" dejado por el boicot al exceso de películas gringas.

Y al verse presionados, los exhibidores tendrían que invertir en la producción de cine mexicano para ocupar el tiempo de sus pantallas, en vez de sacar sus capitales del país para abrirle más salas al cine gringo en el mundo. Eso lo tendrían que posponer para dar prioridad a "llenar el hueco" en las pantallas mexicanas.

Todo círculo vicioso, para romperse, hay que hacerlo desde algún punto. En el caso de nuestro cine en las circunstancias actuales, conviene que se rompa mediante el boicot al exceso de cine gringo. Las siguientes etapas se irán ordenando consecutivamente hasta equilibrar las condiciones para el desarrollo de nuestra industria.

Cuando los que se oponen al boicot dan sus razones, la motivación que destaca es de índole individualista y hedónica (de autoplacer en exceso). No están dispuestos a renunciar, ni siquiera temporalmente al placer que experimentan con las gringadas, para lo cual han sido condicionados a lo largo del tiempo. No consideran que es altamente urgente y positivo que se haga un sacrificio por el bien de nuestra industria nacional; no sólo en materia de cine, sino en tantos otros productos y servicios que nos mantienen dependientes a la economía estadounidense en perjuicio de la nuestra.

Tengo que insistir que el boicot no pretende eliminar al 100% el cine estadounidense. Por ejemplo, en Francia sólo participa con un 54%, en España con 36%, en Japón con 35%, en China y en la India con el 10%. Es intolerable que, por no producir un hueco temporal, se siga apoyando a un cine que ocupa el 90% del tiempo de nuestras pantallas.

No sólo el TLC le ofrece ventajas al cine estadounidense en México, sino que nuestra propia Ley Federal de Cinematografía promulgada en tiempos de Salinas de Gortari, rebajó al 10% el tiempo de pantalla que como mínimo deben destinar los exhibidores al cine mexicano. ¡Urge reformar esta ley y demás reglas!

Creo que, en el caso de los que se oponen al boicot, sería muy admirable que antepongan a su autosatisfacción, el sacrificio temporal de abstenerse de asistir al cine a ver películas estadounidenses. Por lo menos que bajen a la mitad su compra de esos boletos.

Hoy más que nunca, a México le urge que los individuos pospongan sus gustos en orden a dar prioridad al logro del bien común.

¡SOLIDARIDAD, MEXICANOS!




CINÉPOLIS Y CINEMEX SERÁN JUZGADOS POR TRAICIÓN A LA PATRIA SI NO LE PONEN FRENO AL EXCESO DE CINE ESTADOUNIDENSE.