por Javier OTK
Uniéndome al homenaje que en su centenario se le brinda a Cantinflas, transcribo una de las entradas antiguas de mi blog de cine en la que presento un discurso del genial actor en la película "Un día con el Diablo" (1945), de Posa Films, con argumento de Jaime Salvador, fotografía de Gabriel Figueroa y guión/dirección de Miguel M. Delgado.
Esta escena se vuelve relevante porque, si bien se mofa de la participación de México en la Segunda Guerra Mundial, gracias a la magia del cine hoy podría referirse a la guerra que el presidente Calderón quisiera ganar “aiga sido como aiga sido”… guerra absurda que sólo alguien con la lucidez de CANTINFLAS nos la podría "vender o justificar”. Chequen la escena:
SINOPSIS DE LA PELÍCULA:
Cantinflas, un pobre vendedor de periódicos, aunque él se hace llamar periodista, resulta confundido con un tal Juan Pérez, soldado que ha desertado, por lo que Cantinflas es enlistado contra su voluntad en el ejército, justo cuando su país ha entrado en guerra. Aunque el pobre periodiquero trata de demostrar a toda costa y cantinflescamente que no es el que dicen que es, nadie le hace caso y termina en el frente, muriendo en combate. Su alma, al llegar al cielo, se encuentra con San Pedro que le pide lo espere un poco mientras hace los trámites de su ingreso. Mientras espera, Cantinflas decide dar una visitadita al infierno, donde conversa con un Satanás venido a menos que se lamenta de que ya nadie le teme. Ambos entran en confianza y platican de lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá en el mundo, que está en guerra por defender la libertad y la democracia.