por Javier OTK
El artículo 226 del ISR que ha venido apoyando a la producción del cine mexicano hasta con 500 millones de pesos anuales, ha sido insuficiente por varias razones, no sólo porque nuestro cine tiene que competir en un mercado inequitativo que favorece en México a la industria cinematográfica norteamericana, sino porque ha dejado en manos de las empresas y los grandes contribuyentes la decisión de apoyar o no a tal o cual proyecto de cine mexicano.
Sin menoscabo del beneficio que ha aportado el artículo 226, si ha de haber un juez que decida apoyar o no a las películas nacionales, ese debiera ser el público mexicano. Sabemos que la mayoría no dispone de recursos suficientes para acudir a las salas. A ese público hay que atenderlo con salas más económicas y un abono cinematográfico que subsidie el gobierno federal y las empresas mediante diversas promociones. Ya se planea atender ese mercado mediante una o varias franquicias para salas que exhiban un cine al alcance de muchos más bolsillos.
Pero el 91% del público en México que pagó boleto en el 2010, lo hizo para ver películas norteamericanas; sólo un 5.7% del público asistió a películas mexicanas.
Para revertir esa vergonzosa tendencia que nada bueno deja a nuestro país, el gobierno federal debe incluir en su presupuesto para el 2012, la deducibilidad fiscal de los boletos para ver películas mexicanas. Hasta 5 boletos por semana/familia.
De este modo, sólo restaría hacer una gran campaña a favor de nuestro cine, auspiciada tanto por el gobierno como por la iniciativa privada.
Si el gobierno federal y los estatales, así como las empresas, deciden apoyar así a nuestra industria cinematográfica, pronto será el público quien abandere esta causa y revierta la malinchista tendencia que hoy nos agobia.
OPINIÓN DE FERNANDA SOLÓRZANO