por Javier OTK
500 millones de pesos anuales que ha venido aportando el fisco a la producción de cine mexicano por la vía del artículo 226 del ISR, además de los que aporta por medio de Fidecine y Foprocine, y otros tantos que agregan los gobiernos de los estados y las personas físicas y morales dedicadas a la producción cinematográfica en México, han sido insuficientes para captar siquiera el 7% del mercado nacional de la exhibición, como promedio anual durante los últimos seis años.
A toda industria conviene fijar indicadores que le permitan evaluar su desempeño. Uno de los indicadores más útiles es el denominado “market share” o cuota de participación de mercado.
Es así que, mientras el sector de producción de la industria cinematográfica en México esté abandonado a supuestas leyes de mercado, del todo inequitativas, no se puede prescindir del mencionado indicador; éste debe ser una señal que se difunda ampliamente, en forma mensual o trimestral, para que no sólo los productores, sino las autoridades y el público en general, veamos los avances, retrocesos o estancamientos, y hagamos lo necesario por corregirlos y mejorarlos.
Lo que definitivamente no debe seguir sosteniéndose es esa cifra tan baja de participación de nuestro cine mexicano en nuestro propio país, frente a más del 85% que se lleva sistemáticamente el cine norteamericano. ¡Es indignante y todos tenemos la culpa, por malinchistas!
Mucho hay que hacer para que el cine mexicano ocupe un lugar más digno en las pantallas de nuestro país. Aunque la lista es inmensa, una propuesta concreta que hago es que este indicador universal de participación porcentual de mercado, sea uno de los principales con que se autoevalúe y se monitoree públicamente la eficiencia del Imcine y de sus fondos Foprocine, Fidecine y Eficine, con respecto a su misión de impulsar el cine mexicano.
PERO ESO NO ES TODO
PERO ESO NO ES TODO
Nuestro cine logra en nuestro propio país, en promedio, 125,000 asistentes por película exhibida, contra 597,561 que logra el cine norteamericano en México. O sea, se necesitan exhibir 5 películas mexicanas para ingresar lo mismo que 1 norteamericana.
Y no se trata solamente de un asunto de calidad, productividad y rentabilidad, sino de condiciones estructurales, políticas y jurídicas que favorecen en México a la industria norteamericana en perjuicio de la mexicana, y sobre todo, fomentan la aniquilación gradual de nuestros valores, tradiciones y cultura.
Sin duda, otra más de las modernas formas de seguirle vendiendo "Texas" a los Estados Unidos.