En su ceremonia de beatificación, pedimos al Papa el milagro de que el Presidente de México, por la paz de nuestra nación, asuma este mensaje de su encíclica social Centesimus Annus (46):
“La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica. Por esto mismo, no puede favorecer la formación de grupos dirigentes restringidos que, por intereses particulares o por motivos ideológicos, usurpan el poder del Estado”.