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sábado, 30 de julio de 2011

JAVIER SICILIA, HISTRIONISMO Y REPRESENTATIVIDAD METAFÓRICA

por Javier OTK


“… representamos no sólo a los asesinados y asesinadas,
desaparecidos y desaparecidas, violados y violadas,
torturados y torturadas de este país
–víctimas reales con nombres, apellidos y rostros-,
sino también y como una metáfora de México
a otras millones de víctimas…”

Javier Sicilia

La democracia representativa mexicana, hasta estos días, venía ejerciéndose en dos formas: la representación directa y la proporcional.

Javier Sicilia inaugura una tercera forma: la representatividad metafórica, que es el sublime vértice donde la política y la poesía convergen y alcanzan su punto culminante.

La representatividad metafórica no necesita de curules en el Congreso. Su valor es más cualitativo que cuantitativo, pues no necesita una determinada cuota de votos para que su voz sea tomada en cuenta y que su palabra se encarne en resultados concretos.

En cierto modo, la representación metafórica también es heredera de la figura mediática del liderazgo de opinión y, en esa medida, para ejercer su influencia, requiere ser el foco de atención de los medios de comunicación.

Al igual que los líderes de opinión, quien ejerce con alto impacto la representatividad metafórica, además de dominar la doble vertiente poética y política, debe tener una sobresaliente capacidad histriónica.

En Javier Sicilia se unen estas tres vertientes: poesía, política e histrionismo. Además, por supuesto, de su autenticidad y fuerza moral.

Cuando, al final del encuentro con representantes del legislativo, Carmen Aristegui lo cuestionó respecto a las críticas que se le hacían del abrazo al presidente Calderón y del beso al senador Beltrones, Sicilia afirmó que nunca ha buscado proyectar una imagen, sino que él es así, que siempre ha sido así de efusivo, que en su familia son muy besucones, sin importar el sexo de la persona a quien besan.

Yo creo que Javier Sicilia no ha creado un personaje artificial, que lo sustituya o distorsione; sino que la construcción y proyección de su propia persona (palabra que en griego deriva de máscara), se ha ido caracterizando en virtud de una tendencia y un talento histriónicos.

Este rasgo de su personalidad, consciente o inconscientemente, lo encontró reflejado en el espejo de su amada Conchita Cabrera de Armida, la Amante de Cristo, cuando en el prólogo de su hagiografía describió su inicial caracteriología mística—que no patología sicótica— como dramática e histriónica.

Cuando digo que Javier Sicilia es, además de poeta y político, un histrión, de ningún modo pretendo que esto se tome como un desprecio o una burla. No, esto lo digo con admiración, respeto y enorme amor fraterno. Tan en serio lo digo que para mí, Jesús mismo, cuando encarna al Logos, se vuelve el histrión de Dios en el escenario de la historia y de este mundo tan atribulado, Aquel que viene a expresarnos, con su voz y su propia vida, la Palabra que habrá de redimir a sus hijos... hijos, hermanos que hoy, en vez de amarse, se mienten, se roban, se atacan, se torturan, se matan.

Hay otros que se dicen hermanos, bastardos del degradado Estado liberal amañado por la mafia de los leguleyos, que se cuelgan como vampiros y le chupan la sangre a su auténtico representante metafórico; se hacen llamar sus ideólogos y operadores, y a aquel lo hacen nombrar sólo como la voz o la figura. Aquellos ilusos creen que realmente administran a "la voz de su tribu".

Tal parece que entre los discípulos de todo maestro, siempre se filtra algún Judas.