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sábado, 9 de julio de 2011

A UN AÑO DE LA DECISIÓN 2012

por Javier OTK

En el año 2000, después de creerle a Fox que sacaría al PRI de Los Pinos, y de votar por él, fui con mis hijas a festejar el triunfo electoral a las puertas del nuevo edificio del PAN, sin ser militante de ese partido. Estábamos felices, como muchísima gente. No pensamos que sacar al PRI de Los Pinos era insuficiente. Dimos por hecho que el cambio real vendría por añadidura.

Durante ese sexenio y el actual de Calderón, aumentó el desempleo, la pobreza y la miseria, la inaudita riqueza de unos cuantos, el crimen y la violencia infrahumana, las complicidades criminales y la rapiña dentro y fuera del gobierno, la impunidad, el debilitamiento e ineficacia del Estado y sus instituciones, la amenaza de la paz social…

No pretendo inflar este artículo de razones-paja del porqué estamos completamente decepcionados, no sólo del PRI, ni del PAN, sino de la partidocracia que se ha adueñado del Estado y, junto con los llamados poderes fácticos, han despreciado a los ciudadanos.


De ahí el clamor de un respetable sector de la población que cree que una candidatura ciudadana va a solucionar la terrible crisis en la que estamos sumidos.

En cierta forma tienen razón. Lo que pasa es que, para lograr el triunfo, una candidatura independiente requiere de complejas tareas de comunicación y de toda una estructura de promoción y organización, por lo menos a nivel nacional.



Un candidato sin partido y sin una amplia estructura organizacional, como digamos, por ejemplo, el doctor Juan Ramón de la Fuente que promueven sus amigos y la revista Proceso, sólo podría ganar las elecciones si lo apoyaran uno o dos partidos, los medios de comunicación y, sobre todo, el duopolio televisivo; por supuesto, a cambio de abrazar sus exigencias como lo ha hecho Peña Nieto al representar su melodrama telenovelesco.


No hay un solo candidato ciudadano que, sin el apoyo de la partidocracia ni de la televisión abierta, esté más preparado para obtener el triunfo electoral que Andrés Manuel López Obrador.


Apoyado por el movimiento ciudadano MORENA, se ha ido zafando del yugo cupular de los partidos y de las televisoras, gracias al extenso trabajo de organización de una importante red de comités ciudadanos por todo el país. Se han ido solidarizando con él miembros de todos los partidos, así como ciudadanos independientes. Marcelo Ebrard y los demás dirigentes del PRD, si es que no están "durmiendo con el enemigo", terminarán reconociendo a AMLO como el candidato de la unidad.

Pero, lo más importante, es que Andrés Manuel es el único que ha presentado un diagnóstico certero de la situación que nos mantiene agobiados y que, por tanto, su proyecto apunta hacia el inicio de una solución de fondo. Tres de sus lemas lo dicen casi todo:

  • Por el bien de todos, los pobres van primero.

  • Sólo el pueblo puede salvar al pueblo [se refiere a nivel político, y además desmitifica la idea del mesianismo fincado en su persona].

  • Con una insurgencia cívica, no violenta, vamos a construir una república fincada en el amor [el amor no como un sentimiento romanticoide, sino como un compromiso real por los otros y las otras].

Sin embargo, los muy pocos que temen perder sus privilegios, orquestaron una denostación al margen de la ley, asegurando que sería un peligro para México. Ahora vemos que el cínico adversario, que llegó al poder y ahí se ha mantenido, “aiga sido como aiga sido”, fue quien nos llevó a la terrible situación en la que estamos, en la que se ha valido de las fuerzas armadas para mantenerse en el poder a pesar de su carente legitimidad [concepto más amplio y profundo que la simple legalidad de un sistema podrido hasta la médula]..


Algunas personas tienen un concepto equivocado de “las izquierdas”, temen que priven de la libertad a los ciudadanos, que les quiten sus legítimas propiedades y quién sabe cuántos mitos más. A estos ciudadanos y ciudadanas, los y las invito a informarse de que eso ya no es así en las izquierdas modernas.

Y, por el contrario, son los partidos alineados con el neoliberalismo quienes han facilitado el enriquecimiento ilícito de unas cuantas familias, a otras las han engañado para que trabajen y finquen su ilusión de bienestar en el consumo desenfrenado y esclavizante, en tanto que han pauperizado a la mayoría y, cada día más, sometido a una creciente y preocupante cantidad de jóvenes a la drogadicción, al desempleo y a la desesperanza; y pretendiendo legitimarse con el abuso de las fuerzas armadas con el pretexto de defender a la población del terror generado por delincuentes que ellos mismos protegen.

Por el bien de México y de nuestras familias, no tenemos tiempo para seguir improvisando liderazgos que no tienen la posibilidad de aterrizar en el corto plazo.

Consciente de que la realidad no se empata generalmente con lo ideal, yo he tomado la decisión de unirme al boicot en contra de Televisa, TV Azteca y conexas, que afectará más al PRI y al PAN; y de favorecer con mi voz y mi voto, no ciegos sino críticos y condicionados, a Andrés Manuel López Obrador.





RECOMIENDO LEER:  AMLO Y LOS MITOS, DIÁLOGO PÚBLICO ENTRE JAVIER SICILIA ZARDAIN Y JAVIER ORTIZ TIRADO KELLY.



POST-SCRIPTUM:

Dos semanas después de haber publicado el presente artículo, el 25 de julio, John M. Ackerman escribe en La Jornada un artículo en el que también previene del grave peligro de las candidaturas ciudadanas.