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jueves, 28 de julio de 2011

SEGUNDO DIÁLOGO EN EL ALCÁZAR DE CHAPULTEPEC

por Javier OTK

Representantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, se reunieron hoy con representantes de los legisladores.

No me referiré, por ahora, a las impactantes palabras con las que abrió Javier Sicilia, ni a la importantísima ponencia de Aleida Calleja, presidenta de la AMEDI, relativa a la democratización de los medios de comunicación, sino a la destacada participación que tuvo Julián LeBarón, tanto por el profundo contenido de su breve exposición, como por el tono con el que expresó sus palabras, con dignidad y energía. En síntesis, exhortó: "Ciudadanos: la guerra no traerá la paz; las drogas y las armas no son el problema, el problema somos nosotros que hasta ahora no hemos sido capaces de indignarnos y unirnos. Ni el presidente, ni los diputados y senadores, nos van a traer la paz. La paz será posible cuando reconozcamos todos que nuestro presente es la consecuencia de cada una de nuestras acciones, y que sólo a través de la participación colectiva podremos cambiar a México".

En efecto, esto es lo más preocupante, porque mientras no haya participación ciudadana, algunas organizaciones privadas y civiles seguirán actuando a nombre y representación de "los ciudadanos", sin que legítima y plenamente lo sean.

Eso fue lo que pretendió el senador González Morfín, representante del PAN, al calificar este ejercicio como un diálogo de "los legisladores" con "la sociedad", declaración que enseguida enmendó el senador Beltrones del PRI.

Lo lamentable es que no ha habido un proceso en el que la sociedad otorgue tal representación a este Movimiento y a sus líderes que hablan a nombre de la ciudadanía, y tampoco ellos han recogido todas las opiniones y propuestas de la sociedad.

De ninguna manera quiero despreciar la lucha admirable que ha dado este movimiento, al cual he apoyado decidida y críticamente. Lo que opino es que debería precisarse que este diálogo ha sido un formidable ejercicio de participación ciudadana, como al final lo calificó Javier Sicilia, de una porción cualitativa de la sociedad, pero mucho cuidado con atribuirle legitimidad representativa. No vayamos a incluir entre los asientos de la partidocracia una o varias curules fácticas para la oenegecracia que ya empieza a disfrutar de los placeres de la fama que le construye la mediocracia.


"Representamos no sólo a los asesinados y asesinadas, desaparecidos y desaparecidas, violados y violadas, torturados y torturadas de este país –víctimas reales con nombres, apellidos y rostros--, sino también y como una metáfora de México a otras millones de víctimas..."

Javier Sicilia