Al final de cada serie de artículos, da click sobre "Entradas antiguas" para acceder a la siguiente serie.

sábado, 26 de mayo de 2012

# YO SOY 132 Y EXIJO DEMOCRATIZAR EL CINE Y LA TELE


Aquí presentamos una propuesta concreta para el cine.

Por Javier OTK
javierotk@yahoo.com.mx

Cinemark, la tercera cadena de exhibición que tiene una participación del 6% en México, recientemente anunció a El Economista que rompe el “pacto de caballeros” que tenía con Cinépolis y Cinemex, duopolio que controla y obtiene cerca del 90%  de los ingresos en taquilla que se generan en todo el país.

El control que ejerce este duopolio no se limita sólo a la exhibición de las películas, sino al aprovechamiento del tráfico clientelar que le generan los distribuidores y los productores con la publicidad de sus películas, para obtener jugosas ganancias directas –las generadas en taquilla-, e indirectas –las que obtiene en sus dulcerías, creperías, cafeterías, bares, etc.-, sin que de ello participe un centavo a los otros sectores de la industria cinematográfica.

Al productor, que es el primero en invertir y el último en cobrar, después de que terminan de “jinetearle” el dinero, y después de que se paga el IVA, el exhibidor retiene el 50% del total de los ingresos y meses después paga el 1.65% de regalías a los autores, luego de que el distribuidor cobra su comisión y el gasto de copias y publicidad; ya al final, un mes después de cobrados los ingresos en taquilla, le participan al productor en promedio un 12%.  ¡Increíble pero cierto!

Es así que, para recuperar la inversión, sin contar el costo financiero que los tiempos de producción y de lanzamiento implican, la película tiene que lograr ingresos equivalentes a 8 veces su costo. Dada la estructura legal y financiera que persiste en la industria mexicana de cine, casi ninguna película lo logra. Si se hace cine es porque el Estado asume las pérdidas, y prefiere absorberlas para no contrariar al duopolio y a las “majors” norteamericanas (Fox, Universal, Paramount, Sony, Warner, Disney), quienes para colmo, con la avaricia que las caracteriza, se ampararon para no dar 1 peso de lo cobrado en taquilla para el fomento del cine mexicano de calidad.

Alejandro Ramírez M., Director General de Cinépolis.
El “pacto de caballeros” entre el duopolio Cinépolis-Cinemex, Televisa, TV Azteca y las “majors”, abarca no sólo los negocios del cine en las salas, sino todo el paquete de películas que se exhiben en los canales de televisión, así como su publicidad a través de todos los medios que controlan Televisa y TV Azteca. Y, evidentemente, ese es “el” negocio, y no que el cine mexicano se desarrolle, ni que la cultura de México se fortalezca, no, lo que les importa finalmente es que nuestro país sueñe, piense y actúe como ellos y para ellos, desde luego en un plano de subordinación.

Por si fuera poco, el “pacto de caballeros” incluye la participación en las decisiones sobre las películas que los productores habrán o no de filmar en México. Por ejemplo, los distribuidores y exhibidores tienen dos votos en el Comité Técnico de Fidecine, mientras que los productores tienen sólo 1 voto… voto que por cierto, en la mayoría de las ocasiones, pacta con el duopolio y la mafia de un subsector de productores que constantemente se benefician con las decisiones del Comité.

Desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, se liberó el precio del boleto y con ello se fue marginando a la mayoría del público que ya no pudo pagar precios tan altos. Vino así el cierre de aquellos grandes y populares cineteatros, y la proliferación de los complejos en gran medida ligados a los negocios de las plazas comerciales en las que el señor Carlos Slim, el empresario más rico del mundo, vende ropa, teléfonos celulares, alimentos, cigarros, bebidas alcohólicas y muchas otras mercancías y servicios, como por ejemplo el estacionamiento para autos, tanto o más caro que un boleto de cine…

Todo lo anterior, que se basa en sobreponer los intereses de unos cuantos particulares, sobre el interés público, beneficia a un pequeño sector de la población y deja fuera a la mayoría. Se trata de una injusticia, como todas las demás que hoy, con gran fuerza y valentía, están denunciando los jóvenes de muchas universidades del país, y especialmente el grupo # Yo soy 132.

UNA PROPUESTA

La democratización del cine en México, no significaría la expropiación de los complejos de Cinépolis, Cinemex, Cinemark y el resto de los independientes. Todos ellos venden cerca de 200 millones de boletos, lo cual significa poco menos de 2 boletos por mexicano al año.

Si el Estado verdaderamente decide apoyar a esta industria cultural tan importante,  a fin de que crezca y logre el equilibrio que beneficie a todo el público y a todos los sectores involucrados, el potencial de mercado a corto o mediano plazo, sería en promedio de 12 boletos al año por mexicano; o sea, 1 boleto cada mes. No parece mucho para que el cine sea de nuevo una de las principales actividades para el entretenimiento y la cultura de los mexicanos.

6 veces puede crecer el mercado del cine, de 200 a 1,200 millones de boletos al año. Los 200 ya los controla el duopolio; los 1,000 adicionales serían para desarrollar la industria mexicana de la producción y un nuevo sector popular de distribución y exhibición, en donde el nuevo cine mexicano, conectado con los gustos y necesidades de la población, logre en forma gradual del 30 al 50% de presencia en esas nuevas pantallas. Actualmente no llega ni al 7% de las existentes.

Hay muchas ideas para incrementar el número de pantallas a precios populares. Los cines móviles son una de las alternativas que pueden operarse con inversiones mucho menores en infraestructura. Los equipos móviles aprovecharían instalaciones como auditorios de escuelas, universidades, iglesias, centros cívicos, gimnasios, y hasta exteriores en las plazas públicas, patios, calles de los barrios… Viene a mis recuerdos aquella entrañable secuencia de la película “Cinema Paraíso” en la que un cambio en la orientación del proyector, de la sala privada a la plaza pública, hizo felices a tantas familias congregadas para disfrutar esa noche el cine al aire libre…

Con recursos privados y del Estado podría apoyarse un sistema de franquicias que operen microempresarios a quienes se les ofrezcan a crédito los equipos de proyección digital de alta resolución, los de sonido, de transporte y de computación para el envío y recepción de las películas digitales, así como para su control administrativo. Además, entre el Estado y las empresas privadas que tienen intereses en el mercado del cine, pueden subsidiar, fondear y promover un cinebono con significativos descuentos para que las personas y las familias vayan con mayor regularidad al cine.

La creación gradual de 25,000 microempresas de cine móvil, para interiores, exteriores y 3 distintos tamaños de cineaudiencias, sería apoyada por una nueva organización que asocie a productores y pequeños distribuidores nacionales, de modo que los exhibidores móviles sean abastecidos con las películas de esta organización y apoyados por su división publicitaria. Las palomitas, los refrescos y las golosinas serían un complemento, pero subsidiario al negocio, que beneficie a todos los sectores de esta nueva industria solidaria y, a la vez, sus precios estén al alcance de las mayorías.

Muchos más boletos a mucho menor precio, es la clave que podrá detonar el desarrollo y la consolidación de una nueva y verdadera industria cinematográfica nacional, solidaria y subsidiaria, basada en un equilibrio sano entre el interés público y el privado.



Más o menos así se desarrollaría el plan de trabajo:

1er año   -    Plan piloto, pruebas y consolidación del modelo.
2º año    -     Contratación y puesta en marcha de 1,000 franquicias.
3er. año  -    2,000 franquicias más.
4º año     -    4,000 franquicias más.
5º año     -    6,000 franquicias más.
6º año     -  12,000 franquicias más.        

A lo largo del próximo sexenio, la puesta en marcha de 25,000 franquicias podría generar aproximadamente 250,000 empleos directos, gradualmente autofinanciables, entre muchos otros beneficios económicos, sociales y culturales.


-----------------------


Nota: Salvo las gráficas, el resto de las imágenes son crestomatías descargadas de Internet con fines culturales.