por Javier OTK
Habéis oído que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de los cielos”. Pues yo os digo que es más fácil que un presidente tirano dialogue y negocie con representantes de un sector indignado de la ciudadanía, a que un poeta atrapado por las redes de la política, atienda los encarecidos e insistentes llamados de sus amigos.
Y más aún, cuando el tirano busca empatizar con el poeta, desde su lado débil, haciéndose la víctima de esos potentados purpúreos que define como “fariseos hipócritas, sepulcros blanqueados”.