por Javier OTK
El Movimiento por la Paz con Dignidad y Justicia, después de marchar en silencio desde Cuernavaca hasta el zócalo de la ciudad de México, expresó sus demandas en los seis puntos que presentaron las representantes de las víctimas, y profundizó su sentido con el discurso de Javier Sicilia.
Me parece justo y necesario recordar que el poeta Javier Sicilia, de ninguna manera es un líder improvisado a quien lo cogió el inesperado y brutal asesinato de su hijo Juan Francisco y, movido por sus virtudes cristianas, decidió no encerrarse en sí mismo a llorar su pena, sino acoger a todas las víctimas como sus propios hijos e hijas a fin, no sólo de exigir justicia, sino encabezar un movimiento ciudadano para salvar a México de las brasas que lo extinguen.
En efecto, eso ha hecho Sicilia, pero de ninguna manera es un improvisado. Se ha preparado toda su vida para asumir una responsabilidad semejante, aunque sin saber el tiempo y la dolorosa forma en que habría de acogerla.
Es larga y rica su historia. Por ahora quiero destacar que desde muy joven, a principios de los 70’s, comenzó una cercanísima amistad con Tomás Calvillo Unna, poeta, ensayista, licenciado relaciones internacionales, maestro y doctor en historia, fundador y exdirector del Colegio de San Luis y actual embajador de México en Filipinas. Tomás estaba con Javier en aquel país cuando tuvo que darle la noticia de su hijo. Y con todo y la distancia geográfica, Tomás se ha mantenido cercano a Javier.
Una de las mayores experiencias en la formación de Tomás, fue acompañar y fungir como asesor en el equipo de su tío Salvador Nava Martínez, durante su candidatura al gobierno de San Luis Potosí en 1991, y que, debido al fraude cometido por el PRI, procedió la denuncia que hizo el Doctor Nava, que continuó con la renuncia del gobernador priísta electo, Fausto Zapata, y concluyó con la “Marcha por la Dignidad”, encabezada por Nava, y la cual debe considerarse fundadora de la nueva democracia en México.
La carta publicada por el Doctor Nava, días antes de morir, es uno de los pilares en los que Javier Sicilia sostiene el edificio de su discurso y del movimiento que ha fundado. Es por ello que me parece muy oportuno reproducirla:
UNA CARTA PARA LA DEMOCRACIA (1992)
La instauración de la democracia no se puede postergar por mucho tiempo.
Así se demostró el año pasado, cuando desde la ciudad de San Luis Potosí emprendimos la Marcha por la dignidad.
Una de las mayores experiencias en la formación de Tomás, fue acompañar y fungir como asesor en el equipo de su tío Salvador Nava Martínez, durante su candidatura al gobierno de San Luis Potosí en 1991, y que, debido al fraude cometido por el PRI, procedió la denuncia que hizo el Doctor Nava, que continuó con la renuncia del gobernador priísta electo, Fausto Zapata, y concluyó con la “Marcha por la Dignidad”, encabezada por Nava, y la cual debe considerarse fundadora de la nueva democracia en México.
La carta publicada por el Doctor Nava, días antes de morir, es uno de los pilares en los que Javier Sicilia sostiene el edificio de su discurso y del movimiento que ha fundado. Es por ello que me parece muy oportuno reproducirla:
UNA CARTA PARA LA DEMOCRACIA (1992)
La instauración de la democracia no se puede postergar por mucho tiempo.
Así se demostró el año pasado, cuando desde la ciudad de San Luis Potosí emprendimos la Marcha por la dignidad.
El principio de dignidad aglutina a millares de mexicanos sin distingo de ideologías y partidismos políticos.
La dignidad de los mexicanos ha sido muchas veces vejada por el poder, violentando los derechos fundamentales de los mexicanos.
Es por ello que hoy, esta dignidad reclama la instauración de la democracia en México, para su logro se exige una profunda reforma política electoral.
Todas las fuerzas políticas del país lo demandan.
Para alcanzar la justicia social en México, es imperativo que se realice un diálogo nacional sin excluir a nadie. Sólo así se garantizará el tránsito pacífico hacia el humanismo y la democracia, evitando rupturas sociales tan innecesarias como dolorosas.
El reloj político también tiene sus horas contadas. Esto, no lo deben olvidar los dirigentes políticos del país.
Salvador Nava Martínez