por Javier OTK
Sr. Enrique Krauze:Al leer su artículo “Los motivos del lobo”, noto que usted afirma que el lobo —que es el hombre, el hobbesiano lobo del hombre—, mata sin tener motivos… que el mal es un misterio irreductible.
¿En verdad cree usted eso?, porque parecería que usted, o bien se expresa sin mala intención, pero basado en supuestos ingenuos o erróneos, o por el contrario, sospechando o sabiendo quién pudo ser el lobo y cuáles sus motivos ocultos para causarle tanto daño al poeta, al devorar a quien éste más ama: su único hijo varón, lo que en el fondo pretende es obnubilar el entendimiento de sus telefanáticos, comprendiéndolos como a ese Sicilia que usted caricaturiza con los rasgos de un hombre errático por su "perplejidad" (*) ante el mal y, en consecuencia, adoctrinar a sus fans para que crean que en verdad no hay motivos, que el género humano es malvado por naturaleza y mata simplemente porque sí.
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(*) El diccionario de la Academia Real de la Lengua define así la palabra perplejidad:
(Del lat. perplexĭtas, -ātis). f. Irresolución, confusión, duda de lo que se debe hacer en algo.
